No solo Rihanna y Meghan Markle tienen derecho a que se respete su vida privada. Es probable que no pienses en ello a diario, pero seguro que tu manera de usar internet equivale a hacer un viaje Madrid-Barcelona en tanga en cuanto a tu vida privada… Aquí tienes algunos buenos reflejos que podrás adoptar a diario para conservar (al máximo) tus datos personales.
Dejar de usar las redes sociales de manera pasiva
¿Quieres restringir los datos personales dispersos a los cuatro vientos? La primera de las acciones que habrá que llevar a cabo es preguntarse cómo usamos las redes sociales. Tu actividad en Facebook, Intagram, Twitter no puede ser más pública… excepto si se indica lo contrario. Por lo que es importante recordar que todo el mundo puede, con más o menos dificultad, ver lo que publicas, lo que te gusta y dónde apareces. Más allá de tu perfil, las redes son máquinas de recoger datos. ¡Es su modelo de negocio! Así que piensa de forma consciente en cómo las estás alimentando.

Repensar las contraseñas
No tienes una sola y única llave para tu coche, tu casa, el candado de la bici, el de tu diario y el de tu maleta, ¿a que no? ¡Así que deja de utilizar la misma contraseña desde 1996! Además, no se te ocurriría cerrar la puerta de tu casa con un candado de la casita de la Barbie, ¿verdad? Así que olvídate de las contraseñas con tu fecha de nacimiento, el nombre de tu hijo o el apodo de tu mascota. Elige mejor frases, una mezcla de números, letras, minúsculas, mayúsculas, caracteres especiales y, sobre todo, elige una combinación diferente en cada página. Sí, ya lo sabemos, es complicado, pero muchas páginas actuales ofrecen una caja fuerte con contraseñas (y te sabes de memoria la letra de Olvídame y pega la vuelta, así que no te subestimes).
Limitar el rastro de migas por todas partes
¿Utilizas una wifi gratuita? Es probable que, a cambio, recoja tus datos. ¿Navegas por webs sensibles? Recogen todos los datos que pueden. No olvides que tus datos se monetizan y valen oro para algunas páginas que recogen los datos que les dejas escondidos en una newsletter u otros regalos que no te puedes perder.
Estudia los parámetros
Tanto si se trata de los parámetros de tu smartphone como de los de tu ordenador, es posible limitar los daños en términos de acceso a tus datos personales – incluidas tus fotos (la imagen de ese grano extraño que le quieres enseñar a tu primo que está estudiando segundo de medicina sobre todo), contactos etc. Explora las profundidades de los parámetros, haz clic en las ruedecillas, las herramientas, en definitiva, todo lo que te permita recuperar el control sobre este tema.
Cerrarles la puerta (tanto como sea posible) a los hackers
Todos estos despistes/negligencias/faltas de control son una especie de invitación a la piratería. Cuanto más te expongas, más te convertirás en una cibla fácil para quien quiera utilizar tus datos bancarios, tus documentos de identidad (o una foto sospechosa de ti en Fin de Año de 1997). Usa una mensajería cifrada para los temas sensibles. Asimismo, activa las dobles autentificaciones (contraseña y código SMS, por ejemplo) y, si deseas navegar por las páginas sensibles, tápate (estamos hablando de navegación de incógnito, por supuesto).

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